Antorcha Socialista

¡Unamos nuestras fuerzas, con luchas obreras! ¡Tomemos el poder! ¡Triunfemos de una vez! ¡Unamos rebeldías, por triunfos socialistas! ¡Marchemos bien de pie! ¡Triunfemos,otra vez!


Entrada destacada

Historia del Partido Socialista Ecuatoriano

La historia del Partido Socialista Ecuatoriano, parte de hace mas de 90 años. El Partido Socialista Ecuatoriano (PSE) es un partido polític...

12 feb 2015

En aquel tiempo, salíamos a la calle y nos lucíamos combatiendo a Velasco Ibarra. Eran jornadas duras en las calles.


En aquel tiempo, salíamos a la calle y nos lucíamos combatiendo a Velasco Ibarra. Eran jornadas duras en las calles. Había que correr a toda velocidad para que los policías no nos atrapen. Nos metíamos en unas casas que tenían comunicación con otras y salíamos por otra parte. Si nos agarraban nos daban una paliza.
Un banquete de patadas y guaracazos. Un sargento negro, alto y fornido, una vez me dio una patada en el pecho y me mandó de espaldas al suelo. Había que poner buena cara para que no repitan esa clase de dosis (en el fondo, éramos unos pobrecitos indefensos, pero la unión de muchos era lo que nos fortalecía). Puñetes al estómago que nos agarraban desprevenidos y nos sacaban el aire. Caí al suelo, del impacto, una vez. Y eso era todo. De ahí nos íbamos a nuestras casas a soñar con nuevas jornadas, a prepararnos para la próxima embestida. Así fueron esos bellos días.
José María Velasco Ibarra
Ahora está prohibido salir de clases, prohibido andar con el uniforme del colegio por las calles, prohibido protestar con alguna dosis de energía o de rabia. La rabia, el coraje, la cólera, están prohibidos. La disidencia debe encarrilarse mansamente. Esta es la parte mala del asunto. El poder se defiende intimidando. La historia de país está llena de piedras de estudiantes. Ahora la represión se ha hecho científica y ha armado un código punitivo estricto de carácter caligulesco. Cómo voy a estar de acuerdo con esto?
Pensar que en nuestra memoria arden como fogata iluminadora los libros de Montalvo! Claro que hoy en día no hay nadie que se le parezca -a pesar de todo-, pero recordamos sus diatribas feroces, elocuentes, viscerales, erradas a veces, exageradas a veces. pero ese era el himno de la libertad que se abría paso en la vida del paisito, Lo de ahora es una extraña contradicción con el aire, el tiempo, Los estudiantes de París, que hicieron memorable, a la distancia, los años bien vividos de nuestra juventud, prohibieron prohibir. Nos enseñaron el camino de la rebelión permanente que nosotros ya sabíamos.
Quito se levantó varias veces contra el despotismo colonial. Sus calles se ensangrentaron con frecuencia a través de los siglos. y de repente, a causa de la nueva solemne equivocación de la izquierdosidad que le colocó en el poder, asoma un vademecum de prohibiciones que tienen el propósito de limitar el horizonte, la perspectiva, la ruta, el camino de los nuevos días que le toca caminar a la esperanza, al orgullo proletario, a los sueños revolucionarios que laten en el fondo oscuro de la noche, permanentemente vivos, mantenidos intactos de generación en generación. El poder exhibe su fuerza sin saber, sin darse cuenta, que esa es su miseria. Sin entender que así escribe un nuevo capítulo en el libro del oprobio.
Aquella fue una época que sirvió para marcar caminos. Una generación de gente que ha irradiado luz surgió en ese tiempo. Algunos terminaron convertidos en burócratas, en presidentes de la casa de la cultura, diputados, ministros, personajes que hicieron carrera dentro del sistema. Siempre hay elementos a los que el sistema domestica. El personaje más sobresaliente de ese tiempo fue sin duda Agustín Cueva.
No obstante, fuimos ingenuos. Se creía que la revolución estaba a la vuelta de la esquina. Nadie se imaginó la capacidad del sistema para reinventarse, reformularse y absorber sus crisis. Tras esos años de auge -cuyo punto más alto se supone que fue el triunfo de Allende en Chile, cosa que fue un espejismo sangriento- sobrevino la embestida contrarrevolucionaria que fue aplastante. Se impuso el neoliberalismo, o sea, el capitalismo en su versión menos bonita y más salvaje, el tanto por ciento de acumulación capitalista y financiera por sobre la justicia social y el humanismo.
La URSS implosionó y se puso de relieve la farsa de su capitalismo de Estado despótico, social fascista, lleno de gulags. El Club Bilderberg y allegados lanzaron por medio de sus pensadores la teoría del fin de la historia: o sea, el socialismo (en la versión kautskiana leninista estaliniana maoista del capitalismo de Estado) no valía, y se había terminado, y el capitalismo liberal quedaba triunfante y vencedor…su reinado iba a ser eterno, ya sin contrapisas, porque no sería lógico ni plausible que alguien se oponga al reinado de los magnates planetarios. Las transnacionales se sintieron bendecidas por dios y el pensamiento crítico quedó apaciguado, desarmado, desmantelado, en retirada. Los puentes del supuesto porvenir de justicia social se dinamitaron.
“Y todo fue ceniza a lo largo del encanto”: ( Gonzalo Rojas).

Y ahora estamos medio rotos, maltrechos, nadando en un mar oscuro, caminando sin brújula a través de desierto. Buscando velas para leer en la noche los antiguos manuscritos que profetizaban el advenimiento del reino de la libertad. Muchos creyendo todavía en falsos dioses, venerando a líderes de barro. Y otros, profundamente escépticos, recapitulando -a desgana-filosóficamente, en las tinieblas,
Sin embargo hay algo que sigue concientizando, aunque sea medianamente, y no solo a los que neciamente cargan todavía las viejas antorchas olvidadas. Y es la realidad del sistema maravilloso y divino en el que vivimos. Cada día se siente la deshumanización del mundo, de la vida, la farsa del poder constituido en todos los países -sin excepción alguna-. El regalo que nos dan, tan generosamente, de una supuesta democracia embustera y sórdida donde los pobres no tienen cabida.
La iniquidad del sistema es más visible que nunca. Pero nos recitan que no hay más camino. El mundo es destrozado a marchas forzadas por la hecatombe ecológica de la civilización petrolera multinacional, creadora de un modelo de desarrollo bestial, fortalecido por las industrias de armamento y los intereses geopolíticos de las potencias hegemónicas de todos lados. Y ante el atroz panorama del mundo las gentes sencillas sienten impotencia, porque se da por descontado que todos los caminos se cerraron, y que esta realidad es la que tenemos que soportar hasta la muerte.

Por Carlos Lasso Cueva.


FUENTE clavedelpoeta.wordpress.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario